miércoles, 8 de abril de 2015

Cosas quijotescas, que no cervantinas...



Hay ciudades tan descabaladas, tan falta de sustancia histórica,
tan traídas y llevadas por gobernantes arbritarios, 
tan caprichosamente construidas en desiertos...
 
Sobre Madrid, "Tiempo de Silencio" , 
Luis Martín-Santos.


Sepa usted, mi señor don Quijote... 

Sepa vuesa merced que le han escarbado los huesos al que nos sacó por estos derroteros de las letras. 

Ya ha visto que los madriles no son lo que eran. Quién le hubiera adivinado el porvenir a este poblachón manchego de luz calina y mucho reclamo. He sabido que se han gastado 140 mil de esa moneda que ahora timbran y que llaman euro. Muchos maraveríes han de ser, mi señor, para andar rebuscando tumbas en pos de lo que quede de don Miguel. Y esto en un país en el que están cerrando dos librerías al día, y las letras no se leen sino de oídas. 

Y dice la que manda aquí, la alcaldesa de nombre Botella, que como, yo no sé si maese se acuerda, aquel otro Botella que nos impuso el Napoleón, no es muy querida, y llegó más que nada por su filiación, y como aquel también se nos va a ir por cerros de Úbeda o de cualquier otra parte. Pues sea que ha dicho esta señora, que habiendo encontrado unos huesesillos de nuestro padre en el viejo convento, así, como quien ve lo que queda de una perdiz en la mesa de una de las posadas de nuestras andanzas, que le pondrá urna, y placa, y que habrá de ser el hito turístico más importante de la Ciudad. 

Qué cosas, uno diría que son asuntos de electoralía, que es esa caballería andante que hacen en estos tiempos los políticos cada cuatro años. 

Y hablando de políticas, mi señor, la que han propuesto para alcaldesa de este castillo, es una mujer de mucho empaque, que la llaman la "Espe", y anduvo en rifirafes con los alguaciles que cuidan del aparque de las carretas por las rúas. Y la pone otro gallego que ahora es el valido en España. Y es registrador de la propiedad, y así escribe los asientos en su libro de listas. A mí, que sabido es que soy de pocas luces, esto me parece como poner al "Dioni",aquel, acuérdese, que robó un furgón con las bolsas de los dineros, de ministro de los interiores de mucha saya, menudos,y mordaza; o al Rodrigo Rato de mandamás de la economía, otra vez.

Este Rodrigo, le digo, fue el que guardaba los cuartos en esa Isla Barataria que es la Banca de este siglo, y el que hasta tuvo las llaves de los arcones del grano de los mercados mundiales. A él, como a nuestro don Miguel, cuando le mandaron por los silos de recaudo para la vencida armada de nuestro rey, también se le despistaban las tarjetas de la recaudación. Pero sea, pues si no es por esa contaduría rota, no hubiera habido cárcel, y sin mazmorra, las musas no hubieran visitado al maestro, y nosotros no andaríamos por las páginas que nos andamos. 

Y ahora andan todos en bandos también, como siempre. Dicen que si la derecha, que si la izquierda, los de las periferias, o los del lado del medio que más arrebañan. El de la izquierda es un tal Pedro Sánchez, buen mozo e hidalgo que yo no sé si habrá tenido noticia de él. Pues le digo que lo metieron ahí y andaba el hombre muy descosido y como sin sombra. Y hubo de notarlo por las noticias que le llegaban de Al Andalus, que hizo de su capa un sayo y se dijo: ¡De perdidos al Manzanares! , y ahí que descabezó al tal Gómez y puso a un Gabilondo que venía de las vascongadas. Y muchos gavilanes hay por estos cielos, y al agua patos, mi señor, que el ejemplo cundió, y el gallego del que le he dicho, descabezó también a un tal González de mucha hacienda política por esta capital. 

Y luego están esa gente joven, de mucho bártulo de universidad, que saca la estudiantina por las azoteas de los patios de la política. 

Y van pudiendo, y van pudiendo estos tunantes... 

Mira, amigo Sancho: yo no sé por qué te ha dado hoy por entretener mis caminares con esta murga que me estás dando. Allá se las entiendan los hombres con sus cuentos de urna. Que lo nuestro es deshacer entuertos, sí, pero que, lo que te escucho, es mucha aventura hasta para los caballeros de los de lanza en astillero... 

Y otra cosa, fiel escudero, como pille al escribidor que esta historia escribe, no habrá de tener costillas para que le rompa yo lanzas. 

Silencio, Sancho, déjate por hoy de molinos, y atente al camino, que la jornada es larga y fatigosa.

Y dicen que el buen Sancho se calló. 

Vale.

Publicado en el periódico digital
Salamanca rtv al Día,
miércoles 1 de abril de 2015

Ángel de Arriba Sánchez
El Escribidor del Tormes

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