sábado, 20 de diciembre de 2014

Adiós Otoño


Adiós a los días de un sol de golosina, a los cielos unánimes o con las nubes parlamentarias.

Adiós a la lluvia caída como collares de plata, a la niebla embozada en la mañana, al viento de larga escoba, y al frío que empezó a afilar sus navajas en nuestras caras.

Adiós a una bandada de pájaros que vi en la madrugada, a la cencella marmórea de los campos huidos de la noche rasa, a las arboledas con su sonrisas de hojalata y que ahora ya están en sus raspas.

Adiós a las hojas secas, adiós, pues eso empiezan a ser ya estas palabras.

Ángel de Arriba Sanchez
El Escribidor del Tormes



martes, 16 de diciembre de 2014

Mi estrella de Navidad

Fotografía: por tierras de Arapiles, Salamanca, España.

Mi estrella de Navidad.

Hecha de muchas, pequeñas, delgadas cosas del día a día, que confluyen en un centro de insobornable optimismo.

A pesar de las cuestas, del granizo de la realidad que lija mis ánimos, de los fríos que me lanzan sus puñales, de los pinchazos que me inmovilizan; a pesar de las distancias que se abren en mis entrañas, de las agujetas de los esfuerzos perdidos.

Me vuelvo a subir a ella cuando me caigo, y como sobre la esperanza, me lleva hacia adelante.

Mi estrella es diurna , va en una aire ancho, bajo un sol que tiene mucho de divino, y sólo avanza con el hacer humano.

A mi estrella le gusta la tierra, las peñas, los bosques , los caminos,los ríos confidentes, y el humo risueño que sale de las casas en los pueblos.

Mi estrella, ya se ve, es muy poca cosa, pero a mi me basta para sentirme siempre en ella como en Navidad.

Ángel de Arriba Sánchez
El Escribidor del Tormes

Por los caminos del aire

Aviso en paso sin barreras en  extinta vía férrea en Carbajosa de la Sagrada, Salamanca, España.

Un día dejaron de pasar trenes.

Nadie llegó a decir nada, nadie dio aviso de que cesaba en sus funciones, ninguna carta autorizó a descuidar de los cuidados. Así que sigue con su uniforme blanquinegro, luciendo su óxido como medallas de una olvidada campaña, enhiesta como ciprés de coreado poema escolar, mostrando palabras gastadas que ya no creen en su grafía; siempre con los brazos en aspa como molino necesitado de quijote.

Sigue la señal en el camino, velando el largo bostezo de los raíles, de las horas...,de los días.

Por este paso apenas vamos los ciclistas, los paseantes meditabundos, algún aire descorrido; un tractor que desmiga los caminos, las ánimas de los caídos en los Arapiles, y el rebaño que cuida Mauricio que es pastor armenio y les lee viejos romances del Cáucaso a sus ovejas. 

Y llegados hasta aquí, a todos se nos pega el pose nostálgico de la señal. Hay días en que me parece que sus hierros se afanan todavía en advertir el cruce pausado de las nubes.

Ahora están levantando la ruta férrea para hacer una vía verde, cosa que está muy bien.

No hace mucho me encontré sentado sobre las traviesas arrancadas a Pedro, hombre en la ruta de sus 50, parado desde hace tres años después de treinta de pacientes, modestos y diligentes cometidos. Él si oyó el rumor de cierre en aquel día de chirríos, sí supo de su cese y recibió la consabida carta cuyas letras masticó como un puñado de serrín.

"Ahora, ya ves, así los días..., como en vía muerta", me dice el traqueteo de sus palabras, los vagones cargados de desaliento, el paso del convoy de su resignación.

Pero el hombre tallaba con su navaja un trozo de madera; por eso me paré.

"Es para mi nieta de seis años, que es más viva que yo no sé...Y ésta, sí, ésta muchacha andará largo y llegará lejos." Y el caballito de palo me mira desde sus manos, como con prisas de galopar por la imaginación y los viajes de posibilidad de la niña.

Y es que cuando falta función en la tierra, bueno es buscarla en los esperanzados caminos de los aires.


Publicado en el periódico digital Salamanca RTV al Día
el miércoles 4 de febrero de 2015.


Ángel de Arriba Sánchez
El Escribidor del Tormes

Aviso en paso sin barreras en  extinta vía férrea en Carbajosa de la SagradaSalamanca, España.