martes, 4 de noviembre de 2014

Desmintiendo la matemática

El lienzo del río Tormes a su paso por Salamanca, España. 2 de noviembre de 2014.

Yo sólo pasaba por allí.

En estas ocasiones pienso si acaso la luz sabe pintar al óleo las cosas sencillas que acontecen.

Puede, o tal vez no; pues ni los teólogos, ni los físicos, ni  los doctores en las Artes Bellas, han conseguido ponerse de acuerdo en esto.

Pero nos basta sentir el insobornable concilio de belleza que buscan siempre nuestros ojos en los nimios misterios del transcurrir. Sabido es que buscamos gracia donde sólo hay necesidad, pues el cromatismo otoñal de los árboles no es más que un ahorro doméstico de clorofila para pasar el invierno, y los reflejos que nos subyugan, apenas el bostezo químico de las aguas en su liquidez.

Y la luz, ay, la luz, es lo que hiere las nubes; sólo el garabato del párvulo ojo que no se sabe las ecuaciones de las ondas.

La vida siempre atiende a su cronómetro de muerte sin misterio, y a veces mira con sonrisa retorcida la gracia que  conjuramos por doquier. Y los pintores, los  fotógrafos,los poetas y nosotros, plácidos transeúntes, empeñados, en ocasiones así, en desmentir su física ejecutoria y esa inmutable hacienda cósmica que es la  matemática. 

Así cada vez que el río, el agua, la hojalata de los árboles diplomada por la luz al fin de la estación,las nubes con sus birretes cárdenas... se gradúan en nuestros ojos otoñales.

Eso creo yo, como tú, más no siempre, pues no acabo de alcanzar acuerdo con mis pensamientos. 

Tal vez no haya verdad y todo sea interpretación, pero ya lo dije: yo sólo pasaba por un viejo puente, y la belleza del instante fluvial se empeñaba en desmentir mis cavilaciones.

Ángel de Arriba Sánchez
EL Escribidor del Tormes.


2 comentarios:

  1. Bueno, amigo, la belleza es cosa de la mirada de quien mira y del corazón de quien siente, creo. Cada pintor pinta lo que ve y quiere ver, un abrazo. Ah, yo nunca pude entender la física, pero con las metáforas me llevo de maravillas.

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    1. Hola Adriana Tuffo. Sí, estoy contigo en que la belleza es cosa del receptor. Nos dicen que en el espacio no hay sonido, pues las ondas no se pueden propagar en el vacío. Así, como bien dices, las cosas del mundo están en su "coseidad" y es nuestra sensibilidad la que saca de ellas un significado o un estímulo individual...Las metátofas acaso sean el cazamariposas con que los escribidores intentamos atrapar la voltereta de nuevo significado de que puede dar la palabra, y me alegra que te gusten. Gracias amiga por tu comentario, y espero que en las letrillas de este artículo hayas encontrado algo de belleza. Que tengas un estupendo día.

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