viernes, 14 de noviembre de 2014

La lluvia en los bolsillos

Medallones efímeros de la lluvia en el Puente Romano de Salamanca, España.12-XI-2014

Te recuerdo Amanda / la calle mojada / corriendo a la fábrica/
donde trabajaba Manuel /la sonrisa ancha, la lluvia en el pelo.
"Te recuerdo Amanda" 
Víctor Jara

El otoño eras tú.

Eras la lluvia que cae en collares de plata, eras el mantón del viento en noviembre que bordan los amarillos picos de los mirlos con sus vuelos, eras la bufanda de encendidos colores como una arboleda anudada en tu cuello.

Eras el gorrito de lana, las botas altas,los libros bajo tu brazo, el paraguas donde nos subíamos como en una barca  para navegar la tarde.

Y el cielo luciente de loza fina desbaratando el puzzle de las nubes, y el azul turquesa de los mapas de la espera, y la hora líquida temblando en mi reloj, también eras tú.

Y llegabas por la engalanada calle del aire de octubre, como en un son de música olorosa. Tu rubor era la primera arquitectura de la dicha,tu mudez un bullicio de palomas, tu corporidad la aniquilación de la mía, y tu risa deshilachada el templo edificado de la promesa.

Y entonces ya éramos nosotros.

Nos cogíamos de la mano, y yo no he visto acero que encadene tanto. Nuestro caminar fundía leguas, nuestras palabras eran atropellos de jilgueros, nuestros silencios regateos en días de abasto. 

Eras en las tabernas el vino que requiere labios para ser bendecido, en los cines  un chorro de luz hecho relato, en los conciertos la nota que  me faltaba para oír el estribillo de mi sangre, en mi boca una inagotable pila bautismal, y en  las librerías la única palabra que descifraba el arcano texto del amor.

Y tu nombre era María,Estrella, Ana, Saskia, Susana, Elvira, Aratxu...Siempre distinta y siempre la misma Amanda por amar.

Os recuerdo en tardes como esta, sumidas en un pensamiento alto y quieto como una catedral, y nunca pude evitar que os fuerais en el humo de los cigarros. La casete dando vueltas en un cuarto de estudiante,y vosotras recostadas sobre la cama,levitando en mis ojos, llenas de sentido como un ánfora recién hecha con la arcilla de nuestros cuerpos. 

Era nuestra canción chilena y universal: la dulce victoria de la voz y la espada flamígera de la guitarra.

Ahora acudo a los días de agua y os busco.  Cruzo los puentes que no saben unir las orillas del tiempo, desando las calles mojadas, pregunto a la hora dormida de las campanas, os  espero en el otoño exhausto de diciembre.

Y siempre regreso empapado a la casa. Traigo los ojos granados de reflejos lejanos y humedades próximas, y la gabardina con los bolsillos llenos de lluvia. La vierto en la hoja y hago charcos de tinta en la página por ver si volvéis.

Y entonces, por un instante, sé que el recuerdo puede ser eterno en los cinco minutos de  un texto. 

Ángel de Arriba Sánchez
El Escribidor del Tormes.




Posdata para quien vuelva:  Todavía me llueve en el alma cuando oigo esta canción en la voz del maestro Víctor Jara.
Me agrada mucho la versión por bulerías que de este tema hace José Mercé en su disco "Lío", año 2002.

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